Como es costumbre en casi todas las líneas, el colectivo tardó un año, y una media hora después de estar parado esperándolo, cayó un grupo de unas diez personas, todas mujeres.
Llegó el colectivo medio vacío (que frenó como a 20 metros después de la parada), ¿y qué hizo el caballero que presidía la fila? dejó pasar a todas las chicas al son de "vamos chicas, por favor, suban". Una vez que todas estuvieron dentro del bondi, obviamente habiendo yo a esa altura perdido cualquier chance de sentarme, me subí al colectivo antes que el tipo.
-Che flaco, llegué yo primero- dijo el capo.
-Si ya sé, yo llegué segundo, y resulta que subieron 10 personas antes que vos y yo- contesté con una sonrisa en mi cara, porque me gusta parecer un tipejo feliz y amable.
-Pero eran mujeres- respondió, indignadísimo, seguro, firme, y tal vez al palo.
-¿Y qué tiene que ver?
-¿Cómo que tiene que ver? Son mujeres, es así, tienen que pasar primero.
-No entiendo el argumento- me di vuelta y pagué el pasaje.
-Machista...- masculló mi enemigo casual (tatuándose un FAIL en la frente) y la discusión se dio por terminada.
Me gustaría aclarar que si yo subía segundo, conseguía sentarme, y cualquiera de esas chicas venía a pedirme el lugar por cansancio, yo se lo daba, porque soy dócil, accesible y además me gusta ver a los humanos satisfechos. Por otro lado, quiero expresar que no estoy diciendo que ese tipo fuera un pajero o un boludo, sólo que su concepción del universo social me cagó el asiento del colectivo.
Nada, eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario