viernes, 18 de octubre de 2013

1982

-Me mentiste, nos mentiste a todos.
-Señor yo...
-Nos dijiste que no era en vano el esfuerzo, que el frío no era ningún problema comparado con el enemigo. Nos mentiste.
-Mire, no sé bien qué...
-Y lo gritaste, una y otra vez: ¡Son nuestras, son nuestras!
-Le pido cordialmente, por favor, que...
-Lo peor no fue eso, sino que lo prometiste después, dijiste que las íbamos a recuperar, lo dijiste, yo me acuerdo. 
-Retírese por favor.
-Y yo te creí, todos te creímos. Lloré con la bandera flameando en invierno, al son del himno de mi patria. Lloré y sigo llorando, porque yo me perdí allá, y no supe cómo escapar, porque mi única cuenta pendiente, es la que nunca voy a poder saldar.
-No me deja alternativa, llamaré a la policía.
-Entonces, de golpe, todo me dejó de importar. Sentí el viento y las gotas en mi cara, entendí que no habíamos ganado, que ese momento iba a estar en pausa para siempre y, con todo la tristeza en mi corazón, caí de rodillas al suelo, y empecé a gritar: "¡Son tuyas, son mías, y están vivas! ¡No sé cuánto dure este dolor, pero las Malvinas serán siempre argentinas!"

El hombre se sentó y comenzó a sollozar, inmediatamente llegaron los efectivos policiales, que de inmediato lo llevaron detenido.

domingo, 13 de octubre de 2013

Apagones

-Yo creo que en realidad hay un problema de individualismos, la gente sólo piensa en sí misma. Fijate, esa señora pide plata por el vagón y todos le son indiferentes.
-¿A quién le hablás? -preguntó su novia.
-A vos, a cualquiera que esté viajando con nosotros .

-Si me hablaste a mí -interrumpió uno- te digo que me importó un carajo.

-Además -se sumó otro- lo que dijiste fue inconsistente, seguro es un reflejo de tu personalidad.

-¡Sin duda! -agregó un tercero, que sostenía un diario- fueron los peores 15 segundos de mi vida.

-No quiero llorar -esbozó el protagonista- no quiero.
-Y no llores -replicó su pareja- lo único que falta es que además parezcas maricón...
-¿Por qué siempre ignorás lo que me pasa?
-¿Qué? -miró, confundida- ¿No es obvio por qué? No me puedo hacer cargo de tus emociones todo el tiempo, me molesta que me necesites. Hacete solo, querete vos.
-Te odio -fulminó el chico.
-Claro que no, sin mi contención no podés estar bien -respondió ella, con certeza.
-Te voy a hacer sufrir.
-¿Cómo? ¿Con quién? No sos lo suficientemente lindo ni inteligente como para darme celos, y sé que nunca me pegarías, no sos así. Vamos, relajate, ya se te va a pasar.

El novio bajó en la siguiente estación, sin saludar a su chica.


Una vez que estuvo en la superficie, sacó un atado y fumó varios cigarrillos sentado en una esquina bien iluminada, mientras autos y colectivos sostenían su andar nocturno.

Dos horas después volvió a su casa, y nunca más volvió a hablar con su novia. Eventualmente, ella lo olvidó.






"Vamos las palmas", vamos las bandas

Me dan por las pelotas las bandas que piden palmas. Si a la gente le gusta lo que tocás, se va a copar, bailar, chocar sus manos y saltar, pero el aplauso "de onda", parece ser un consuelo re choto. Nada, eso.

Venganza o falta de criterio. A veces deslealtad.

Entro al cuarto, arranca mi nueva vida. Es horrendo, y empiezo a destrozar las ventanas. 
Me miro al espejo y pregunto "¿quién sos vos? ¿qué querés?". Lo rompo por las dudas, no quiero a nadie más en mi habitación.

Los vidrios están clavados en mis manos, el piso es un charco rojo y, mis dedos, goteando. 
De repente no estoy más solo, ahora me acompaña un desgraciado. Es viejo, está atado a una silla, y su mordaza es verde y hermosa. Se ve culpable.

Salgo con mi cigarrillos y fósforos, prendo fuego mi sangre y me deleito con las llamas. Me alejo muchos metros para mirar la escena.
De repente el condenado salta por la ventana y se va corriendo. Se quemaron las ataduras, y ahora va directo al lago.

Previo a saltar, tropieza y estrella su cabeza contra una piedra. Está muerto, tan muerto como cualquiera que se lo merezca.

Y éste se lo merecía: era injusto, muy cruel. Como yo, gracias a él.

Gracias por tanto, espero volverte a encontrar

No voy a intentar suplir tu lugar, prefiero esperarte del lado oscuro de la orilla y, cuando vea una luz, sabré que habrás decidido regresar. 

Lloraré como un chico, mientras confieso que con vos fui feliz de verdad.

Voy a gritar que te extrañé, y que nunca te pude reemplazar.



Libertad

Para vos es muy fácil decidir, tu resignación y desesperanza me regalan a tu discreción. No estoy haciendo todo lo que querés, pero estoy extrañamente dispuesto a estrellarme una y otra vez, mil veces contra la pared.

¿Será la autodestrucción la mejor forma de eclosionar en un estado superior?

Será, tal vez, que sé que no te necesito, y que sobran almas en derredor.

Libertad, sólo eso quiero yo. Libertad, eso sólo lo tenés vos.



Amanecer

Y ahí estabas, desnuda, durmiendo. Besé tu espalda, y despertaste preguntándome quién era. 
Te dije que hacía mucho te esperaba, y me aseguraste que el sueño duraba más que el cuerpo. Proyecté mi felicidad hasta el fin de mis días con vos y, después de esa mañana, nunca más te volví a ver.

Por Saavedra

Esta es una historia real acontecida hace un rato, quien sufra de socio-sensibilidad no siga leyendo por favor:

Estaba volviendo de salir con una amiga, ambos veníamos en el 110 camino a Martelli.

En el colectivo primero había gente muy bien vestida, de la cual destacaba un chico de camisa rosa que no dejaba de decirle cosas no tan bonitas a una flaca. La chica bajó, y se subieron 4 personajes con buzos holgados, uno de los cuales se sentó al lado del rosadito.
Este nuevo tipo también tenía ganas de gritar cosas, y así lo hizo: se pasó quince minutos alegando que Nueva Chicago era el mejor equipo de Argentina. El nene rosita se calló todo el viaje hasta bajarse.

Mi amiga descendió para ir a su casa y quedé de espectador solitario.

En la esquina de Nazca y Mosconi se sumaron unos 15 nuevos pasajeros al son de "aguante Saavedra", todos del corte wachi, salidos de la bailanta bien piola. Se veían amables, lanzándose groserías entre ellos, pero sin molestar directamente a nadie fuera de su círculo. Mientras tanto, el señor de chicago se había puesto a meditar.

Previos a llegar a Albarellos y Constituyentes, chikagu increpó a los jóvenes con el apoyo de sus amigos: "¿Son de Saavedra? Me la banco con cualquiera de ustedes".

A esto le siguió un brevísimo intercambio de palabras que, llegado el colectivo a la esquina, se transformó en una pelea en la vereda tras abrirse las puertas.

Por una cuestión númerica, los Saavedra boys redujeron a sus contrincantes que, cuando el chofer arrancó (sí, esperó a que terminara la pelea para seguir el camino), arrojaron piedras al vehículo.

Una vez que la vorágine post-fight terminó, un jovencito se acercó a otro integrante del grupo, y le preguntó:

-¿Wacho por qué no bajaste a pelear?
-No me voy a meter en esas secuencias raras que tienen ustedes
-Wacho sos un cobarde, peleamos por Saavedra, ¡por Saavedra!

Besos

Besos sin culpa ni contexto, hoy no nos jugamos el puesto. Qué ricos que son... ¡Qué paz le dan al corazón!

Restó chetó

Yo no sé por qué hay gente que en los restaurantes caros mantiene la postura. Con lo que te cobran deberías tener derecho a comportarte como un animal.

Dudosa complexión

-A veces querer implica no quererse, lo sé. Pero por favor, ¿podés decirme qué pasa? Necesito al menos una certeza sobre nosotros, sólo una, si estamos cortejando, si somos amigos, o si nuestra relación se basa únicamente en hablar casualmente. Si me lo decís voy a poder estar mejor.
-...
-¿Entonces?
-Disculpá, no te escuché, ¿qué me dijiste?

Recuperando la fe

Era tarde en la noche, ya era hora de volver a casa, pero el chico se desvió unas cuadras, hasta llegar a las puertas de una iglesia, ubicada a mitad de cuadra. Subió las amplias escalinatas, donde yacía un pordiosero, y se adentró directamente en el templo. 

Lentamente caminó hacia el primer banco, mientras observaba con expresión maravillada el arte que inundaba el techo y las paredes. Se sentó, miró fijo el altar y, con tono pesado, susurró: 

-Pensé que nunca iba a volver -ladeó la cabeza y tragó saliva- pero acá estoy, con las ideas más claras. 

Tomó una pausa, miró una de las imágenes que estaban cerca suyo, y prosiguió: 

-Es que estaba enojado, sin nada por qué seguir... pero no vine a explicar, estoy seguro que vos sabés todas mis razones. Hoy sólo te vengo a agradecer, porque todo está mejor, mi familia, mi casa, mi actitud, y porque esta tarde conseguí trabajo -suspiró y prosiguió- fue todo tan difícil... ¡no entiendo por qué me abandonaste tanto tiempo!

El jovencito soltó un par de lágrimas y, para fomentar el llanto, agachó la cabeza y agregó:

-Sigue siendo difícil, vivir cuesta tanto, y la felicidad asoma tan escasamente -secó sus lágrimas, tomó aire, y alzó su mirada hacia el altar- Pero ahora voy a estar mejor, porque entendí que vos siempre estuviste ahí, que nunca me abandonaste, que me pusiste pruebas para que aprendiera el valor del esfuerzo. Simplemente gracias, te prometo que me verás de vuelta acá, te lo prometo de verdad, si esa es tu voluntad.

Con poca prisa se levantó y, antes de abandonar el edificio, se persignó sonriendo esperanzadoramente. Apenas cruzó la puerta le dejó unas monedas al pordiosero, que dormía plácidamente, y enseguida bajó las escaleras y enfiló hacia la esquina, para de ahí seguir caminando hasta su casa.

El chico tomó noción de la hora que era, por eso sacó el celular del bolsillo para llamar a su madre, y avisar que ya estaba en camino.


Ni bien tomó el teléfono, sintió un brusco empujón, que lo estampó contra la pared:

-No hagás bardo y dame la plata -dijo uno de los agresores.

-Dale amigo, calladito y no te hacemos nada -añadió el otro, amenazándolo a punta de pistola.

Sin emitir una palabra por el miedo, la víctima entregó su billetera, y le sacaron de la mano el celular.

-Andate por donde viniste, para allá, dale dale, calladito -apuró y empujó el ladrón, que emprendió junto a su compañero el camino contrario.


El joven agredido se alejó a paso ligero y muy nervioso, murmurándose palabras de aliento:


-No me hicieron nada, estoy bien, estoy bien.


Pasando nuevamente por la entrada de la iglesia se escuchó un fuerte estruendo, que derivó en la caída abrupta del muchacho. Instantáneamente las baldosas empezaron a mancharse de sangre.
Los delincuentes llegaron corriendo y, mientras él temblaba de agonía, le sacaron el reloj y las zapatillas. Luego escaparon ágilmente.

Si no te dicen el precio, debe ser porque es caro

Punto.

Ella desestima cualquier otra perspectiva

Hace algún tiempo el chico estaba esperando a que abriera un banco, para poder retirar su sueldo. 
Durante ese lapso, pasó una chica con una remera que decía "Love is the answer" (Mind games-Lennon), y se la quedó mirando todo el trayecto que caminó delante suyo, porque estaba muy acostumbrado a leer "All you need is love" y le pareció refrescante encontrar una distinta. En toda esta situación hasta esbozó una sonrisa a modo de "¡qué buena onda!", y un leve asentimiento con la cabeza. Cuando la dama lo notó, dijo:

-¿Qué mirás pajero?
-Me gusta tu remera.
-¿Con eso me querés chamuyar?
-No, sólo me gusta tu remera.
-Inventate algo mejor capo.
-Es paradójico que te calces una prenda que diga "Love is the answer" y te comportes así.
-¿Por qué? el amor es sólo para los que querés, no para cualquiera que se te cruce.
-¿Y cómo podés empezar a querer a alguien que no conocés siendo tan hostil?
-No necesito a nadie más, ya me alcanza con los que quiero ahora, y con ellos no soy hostil.
-¿Y si ellos mueren?
-Los extrañaré.
-¿Y si se van lejos?
-Los llamaré.
-¿Y si te fallan?
-Los olvidaré.
-¿Y si te quedás sola?
-Me lamentaré.
-Hasta luego entonces.
-Chau, buen día.

El héroe del subte

Cuando estaba por subir al subte, la chica sintió un tirón en su brazo. Apenas se dio vuelta notó que un chico, de unos diez años, se había llevado su bolso. 

"¡Ayuda, policía, agárrenlo, policía!", gritó en señal de socorro. 

Un policía corrió al instante en búsqueda del pequeño ladrón y logró alcanzarlo en pocos pasos. Luego lo puso contra el suelo mientras le apretaba el pecho con el pie.

"Dame el bolso", apuró el servidor público. El chico no contestó nada, por lo que el hombre intentó, infructuosamente, sacárselo por la fuerza.

"¡Soltalo pendejo, no te hagas el vivo!", gritó y el pequeño amagó a dárselo. Cuando él agachó un poco el cuerpo, el niño le mordió la pierna y siguió corriendo.
Inmediatamente el policía se reincorporó, sacó su pistola, y disparó tres veces al ladronzuelo en su espalda.

Tras unos breves segundos de silencio, todo el andén comenzó a aplaudir, la chica damnificada se acercó al nuevo héroe, y le dijo:

-Gracias oficial, tengo un montón de apuntes importantes en este bolso, gracias.
-No, por favor -respondió humildemente- sólo cumplí con mi trabajo señorita.
-¡Gracias, gracias, gracias! -reiteró, y lo besó en la mejilla.

Una vez que terminó la conmoción, todo volvió a la normalidad en el subte. El cuerpo del asesinado permaneció en el mismo lugar que había caído al morir, mientras la gente continuaba su ir y venir diario.

Cuando el servicio de subterráneos cesó su actividad laboral, los empleados de limpieza lo pusieron en una bolsa, y dejaron el piso reluciente.




Por Tomás Bitocchi

Por las dudas

-¿Me querés?
-No
-¿Me amás?
-Tampoco.
-Entonces... ¿por qué me mantenés al lado tuyo?
-Por si cambio de opinión.

Los valores verdaderos

Subió una señora de unos sesenta años al colectivo, lleno, como de costumbre. Avanzó hasta los asientos del fondo, puesto que los que tenían prioridad estaban ocupados por personas con algún tipo de deficiencia.

Al llegar a uno de los individuales le pidió a un joven el lugar; él estaba escuchando música, por lo que no la oyó. A continuación, tocó su hombro:

-¿Qué pasa? -dijo el chico, sorprendido

-¿No me das el asiento? -apuró gentilmente la señora

-No, estoy cansado, disculpá

-Soy una señora grande… ¿no podrías hacer el esfuerzo?

-No -replicó aprensivamente el muchacho, y reiteró sus disculpas

La mujer, indignada, levantó los brazos y miró alrededor en busca de algún tipo de apoyo.
Al notar la total abstracción de los pasajeros, le habló a una chica, que estaba leyendo una novela de Poe:

-¿A vos te parece?, toda una vida de trabajo, todo el día a las corridas… ¡y me niegan el asiento!

La jovencita le contestó sólo con una breve mirada, y enseguida prosiguió su lectura.
Aún más azorada que hacía unos momentos, la sexagenaria se dirigió a un chico que estaba repasando para un examen y, ya con tono imperativo, arrojó:

-Dame el lugar por favor

-No -contestó de mala gana el estudiante, sin siquiera levantar la vista

-¡Dámelo! -gritó ella, mientras lo tomaba del hombro

-¡Suélteme señora! ¿Quién se cree que es?

-¡Alguien que se rompió el alma toda su vida y solamente quiere sentarse para descansar en el camino a casa!

-Cállese señora -interrumpió, airada, una chica bien vestida, que previamente chateaba con el celular

-¡No me calles pendeja!

-Todos estamos cansados señora, no se puede hacer sólo lo que usted quiere -atinó la joven que leía a Poe

-Debería importarles el respeto a los mayores, por eso esta sociedad está arruinada, se perdieron los valores verdaderos -proclamó la agitadora

-No señora -interrumpió el estudiante- esta sociedad fue arruinada por su generación, política e ideológicamente

-Es increíble lo que estoy escuchando, ustedes tendrían que…

-¿Usted cree que a nosotras, las chicas jóvenes, nos gusta que las viejas nos impongan prototipos de vida machistas? -irrumpió violentamente la lectora- Estoy harta de que los tipos me acosen sólo porque creen que voy a aflojar por su insistencia, ¿sabe de dónde sacaron eso? ¡De mujeres de su tipo!

-Váyase señora -pidió la chica del celular

-Sí, bájese -agregó el estudiante

La mujer, dolida y resignada, descendió del colectivo y emprendió a pie el camino hacia su casa.
En el trayecto, aún consternada, llamó a su marido:

-Hola, ¿ya estás llegando? -atendió él

-Sí, estoy a unas cuadras, ¿ya comiste?

-No no, cuando llegues me cocinás algo

-¿No pudiste hacerte algo vos? Sabés que vuelvo cansada, y que encima tengo que levantarme temprano a la mañana para hacerte el desayuno…

-La cocina no es mi lugar, dale, que sos buena cocinera

-Bueno, está bien –respondió, entre suspiros- en un minuto estoy

Tras cortar el teléfono caminó unos metros más, hasta llegar a una cuadra de su hogar. Se sentó en la entrada de una casa y, luego de mirar por algún tiempo un punto fijo, comenzó a llorar.

Después de varios minutos de lamento, secó sus lágrimas y fue a hacerle la cena a su esposo.

Corazón, hada

-Hola, creo que nos parecemos, que podríamos llevarnos bien.
-Nunca te vi en mi vida.
-Ya lo sé, pero tengo esa corazonada.
-¿Siempre le hacés caso a tus corazonadas?
-Sí...
-Yo también.

Lógica

-Ayer estuve con un amigo
-¿Cómo que estuviste?
-Sí, pasamos la noche juntos...
-...
-¿Por qué ponés esa cara?
-No sé, ¿se van a poner de novios?
-No, ni ahí, somos amigos.
-Ya no son amigos si pasó algo entre ustedes.
-¿Por qué no? Yo lo sigo queriendo. 
-Porque no, los amigos no se tocan. Para eso están los flacos en los bares, boliches, y esos lugares.
-¿Y te parece más razonable que me meta en la cama con un desconocido que con un amigo mío?
-¡Obvio!

Dos machos conversando

-Ella es más linda que un buen recital.
-Qué lástima que te haya dicho que no te quiere ver más.
-Sí, no le gustó que le empezara a mandar mensajes todo el tiempo.
-No importa, si lo hiciste por amor sos un buen tipo.
-Es verdad. Después, cuando la esperaba a la salida del trabajo con un ramo de flores todos los días... ¡eso es súper romántico! ¿cómo puede ser que se enojara?
-Qué increíble, siempre están quejándose de que no hay flacos que valgan la pena, y cuando te comportás como un verdadero caballero te piden que te alejes.
-¡Y encima te tildan de pesado, acosador, y hasta de machista! Como si no les gustara que seamos bien hombres...
-Creo que ya no hay lugar para románticos como nosotros.

Bellas, las mujeres

-Estoy harto de las chicas lindas que no me dan bola.
-¿Y de las chicas feas?
-Ese es el problema, no existen chicas feas.

"Ola linda, tas sola bb?" la nueva película

Basada en el libro "Cómo espantar a una mujer con tan sólo una frase en el chat del Facebook y aún así creer que sos un re winner y salir a la calle re piola a geder minitas y gastar un montón de plata estando re seguro de que con el dinero ellas accederán a lo que vos quieras"

Llegando a un acuerdo

-Tengo un problema.
-¿Cuál?
-Yo sé que somos amigos y nos queremos, por eso mismo, no voy a dar vueltas con esto. Me enamoré de vos.
-¡Qué lindo! ¿Y por qué eso es un problema?
-Porque a partir de ahora vas a estar incómoda todo el tiempo, gradualmente me dejarás de hablar, y al poco tiempo tiempo ni me vas a saludar por la calle...
-¿Y vos creés que si yo te quisiera de verdad haría eso?
-No sé.
-¡Obvio que no! Además, con lo baja que tengo mi autoestima, dejarle de hablar a mi mejor amigo sería una pésima decisión... ¿querés ir a tomar un café?
-Sí, me encantaría.

Y vivieron felices por siempre

-Puede ser que sea difícil, pero me encantaría conocer el mundo, otras culturas, vivir con lo justo o casi nada, pero viajando... ¿No te parece emocionante?

-Ay dejate de joder, si todos en la vida queremos una casa grande y un auto lindo, ¡eso es lo importante! Esa gente que se hace la soñadora me aburre, son unos hipócritas.

-Claro, ¿cómo pude olvidarme de ese deseo oculto mío? ¿Para qué correr al mundo si puedo estar en el mismo lugar toda la vida?

-¡Exactamente! Qué lindo que entiendas como tienen que ser las cosas gordo, ¡vamos a ser muy felices juntos!

Anónimos

La diferencia entre conocerse o dejarse pasar puede ser tan sólo una palabra.

Moribundos

-Ayer en la fiesta me dio un beso, y me dijo que necesitaba que la quisiera.
-¿En serio? ¡Qué bien!
-Sí, y después le dio un beso a otro .
-Oh...
-Y después a otro.
-Uh... 
-Entonces fui a preguntarle por qué me dijo eso, si después le daba besos a cualquiera.
-¿Y qué te dijo?
-Que estaba deprimida.
-¿Le creíste?
-Claro .
-¿Por qué?
-Por que yo también lo estaba.

Encuesta de Fake News

Según una encuesta realizada a diputados y senadores, en la que la temática era "¿Cómo te definirías en una palabra?", el 87% respondió "flexible", y el otro 13% empezó a hablar de otra cosa.

Postura oficial del Gobierno de las Islas Malvinas frente al reclamo argentino (híperrecontraarchimegaresumida)


“Somos un país autosuficiente con una larga historia y cultura única.

Los habitantes autóctonos tienen el derecho de la autodeterminación, consagrado en el derecho internacional, respaldado por las Naciones Unidas.
Argentina reclama las islas como parte de la provincia de Tierra del Fuego: esta área no fue reclamada por el país durante dos generaciones de isleños nacidos y criados en Malvinas.

Somos un pueblo tan implantado como muchos de los que hoy habitan Sudamérica, cuyos ancestros son inmigrantes europeos. No somos una colonia, nuestro gobierno es autónomo, excepto en materia de defensa, la cual nos provee Gran Bretaña.

Los habitantes son pacíficos, trabajadores y perseverantes. Nuestra sociedad es próspera y busca seguir avanzando. Lo único que queremos es que nos dejen en paz para poder decidir nuestro futuro y desarrollar responsablemente nuestro hogar para las generaciones futuras"

Un día escaso


1. Qué olor a "odio mi vida" que tiene el subte, hace a uno sentir que está como en casa.

2. Jamás voy a entender por qué existen personas sin ninguna discapacidad motriz que se toman un taxi por 9 de julio en hora pico. 

3. Una chica hoy me dijo que a los 40 sos demasiado viejo como para tener tu primer hijo. Aseguró que "todos saben que el límite son los 30. Sólo los infelices tienen un hijo a los 40". 

Nada, eso.

El amor nunca fue esto

Hacía mucho no me ponía a pensar en eso, puesto que no se había dado ninguna situación que pudiera recordármelo. Pero esa mañana fue distinto: mientras yo soñaba, ella faltaba en la cama.
Al abrir los ojos sentí un aroma bastante desagradable pero a la vez familiar: era el desayuno, tan exageradamente cocido, como siempre, desde las tostadas hasta el café.

Recursos renovables

La música es el mejor recurso natural, es eterna y renovable. Jamás se va a agotar.

Propiedad privada

Mi sueño era salir a caminar por el mundo, alimentándome de frutos y tomando agua.
Al tiempo me contaron que los frutos eran propiedad privada y que el agua estaba contaminada. 

Y tuve esa extraña decepción, de sentir que no podía acceder a nada...

Punto de quiebre

Prende la luz, suena el teléfono.

Dicen que murió, pero que no sufrió. Me alegro un poco. Me visto fúnebre, ya ni recuerdo su cara. 

El cajón está cerrado, la madre muerta, la viuda en llanto. Sopla el viento, qué trillado.

Termina la ceremonia, me cuesta irme, observo un rato. Abro la tapa, el tipo parece un retrato.

Vuelvo caminando, me siento en el banco de una plaza. Los árboles son muy jóvenes, un nubarrón fulmina el cielo. Llueve mucho, y no encuentro el cenicero. 
Empiezo a llorar, y ya no tengo dedos. A partir de ahora, empieza mi derrotero.

Sopla el viento, qué trillado.

La chica linda

-Estoy ocupada.
-Si te hablo es porque me interesás.
-Está bien, pero me parece que no solamente te intereso.
-¿Cómo?
-Sí, yo te gusto y por eso me rompés tanto las bolas.
-Claro que me gustás.
-¿Ves? Soy mujer, nosotras nos damos cuenta al toque de esas cosas, por eso te digo, tengo novio, no quiero nada con vos.
-Quiero ser tu amigo.
-¿Amigo? Sí, claro jaja "amigo". En serio, no rompas, tengo novio.
-¿Tengo que tenerte ganas sí o sí? Me gustás pero eso no quiere decir que quiera algo más.
-UF, Seguro!!!!, qué pajero que sos, todos iguales.
-Bueno, lo lograste, no quiero ser tu amigo ni loco, retrógrada arrogante.
-Sí claro, te morís por mí, pelotudo, chau chau.

Oscilan al despertar

-Soñé que yo existía.
-...
-Y que me necesitabas.
-...
-Que éramos amigos.
-...
-Que me extrañabas.

-Todo lo soñaste.

-¿Por qué no podemos ser reales?

-Porque me imaginás mejor de lo que soy.

-¿Y cómo hago para no soñarte más?

-Primero hacete a la idea de que tal vez nunca te pueda querer. Después dejá de hablarme, y no me veas nunca más. Por favor, no malgastes conmigo tu libertad.

Golpecito al atardecer

Se sentaron a conversar frente al lago, repleto de patos, en plena tarde invernal.
Él pregunto:

-¿Qué pensás del mundo?
-¿Cómo del mundo?
-Claro, ¿qué cosas no te gustan de un día habitual en tu vida?
-Ah no sé, ni idea.

Después de un rato en silencio, volvió a hablar:

-¿Qué estás estudiando?
-Contabilidad.
-¿Y en que ámbito te gustaría trabajar?
-No sé, en una oficina, o con algún familiar.

Al ver que ella no quería avanzar en la conversación, decidió callar nuevamente.
Tanto tiempo duró el silencio, que él empezó a plantearse la idea de irse. La situación realmente lo ponía incómodo, así que no dudó más, se levantó, y ella lo miró, parándose al mismo tiempo.

-¿Nos vamos? -preguntó ella.
-Me voy yo solo -respondió, duramente.

Ella se quedó observándolo, y sólo atinó a decir "está bien", tras lo que se saludaron.
De repente, antes de cada uno volver a su casa, él tomó valor:

-¿Por qué fuiste tan seca? -lanzó con gesto de intriga.
-¿La verdad? -dijo, esquivando la mirada.
-Sí.
-Pensé que eras más lindo, gracias igual por la buena onda -dio media vuelta y se fue definitivamente.





Qué pasó en mi viaje de vuelta

Conversación en el colectivo:

-(...) Sí, igual que el yoga.
-(sorprendido) ¿Hacer yoga está mal?
-Sí porque va en contra de Dios.
-¿En serio? Uh, no sabía, encima mi prima va a eso, qué triste- dijo, con tono de resignación.
-Bueno pero si le hablás seguro entiende, no se puede ir contra lo que dice Dios- respondió, optimista.

La verdad es que dejé de prestar atención, porque no avanzaron en el por qué estaba mal hacer yoga, y empezaron a hablar de otra cosa.
Pero, un rato largo más tarde (viajé hasta la terminal con ellos atrás mío), se me pararon las orejas:

-(...) Pero los chicos con Síndrome de Down nacen así por algo.
-Sí, es algo en la genética, o la edad, ¿no?- sugirió amistosamente.
-¿Genética? jaja! (risa a los gritos) no tiene nada que ver con eso, ¡nacen así porque los padres son pecadores!

El otro chico se quedó en silencio hasta que el colectivo terminó el recorrido.