La carta de Ástrid
Fui caminando hasta la avenida, y tomé un taxi, mientras no
podía dejar de pensar que ese beso había sido mi culpa. Fui yo la que aceptó ir
a su cumpleaños, fui yo la que lo coqueteó, y fui yo la que no le corrió la
cara. ¿Y ahora qué va a pasar? Si a mí nada de esto me importa, si en esta vida
que llevo hace rato que no hay lugar para ingenuos del enamoramiento.