Essaouira es una ciudad, dentro de todo, calma. La gente no está pendiente de sacarte dinero todo el tiempo, y podés caminar por la calle sin sentirte como un rehén.
La vara está baja, pero de a poco iremos subiéndola.
Como estamos alojándonos en una habitación, nos urge salir todos los días, sobre todo antes de trabajar, para aprovechar la luz del sol. Además, vale decir, nos gusta más la mañana.