martes, 1 de julio de 2014

Final feliz

Todos soñamos con un final feliz. Bueno, soñar es fácil. Claro, ¿qué digo? Si todo hiciéramos realidad nuestros sueños, terminaríamos a las piñas.
Sin embargo, algunos sueños son pequeños. Chiqui chiquititos, casi de llavero. Como el de ese chico que se despedía de su amiga en la esquina. Ambos llegaron hasta el borde de la vereda, y ella disparó:
-Yo me voy para allá -apuntando hacia el lado contrario que el cuerpo del jovencito indicaba que iba a tomar.
-Pero... Eh... -respondió, trastabillando.
-¿Qué? ¿Qué pasa? -preguntó, apurando una decisión.
-Te acompaño a la parada si querés.
-Bueno, dale.