martes, 25 de agosto de 2020

Mala cara

-Hola gordo, ¡llegué!
-Hola.
-¿Cómo estás amor? -preguntó ella.
-Bien, ¿vos?
-¿Por qué tenés esa cara?
-¿Qué cara?
-Esa cara de mal humor, enojo, bronca, ¿qué pasa?
-Nada.


Ella hizo un gesto de odio, y fue a la cocina a prepararse un mate. Se quedó allí con su celular, y luego apareció su novio.

-¿Cómo te fue? -preguntó él.
-Bien -contestó ella, con sequedad.
-¿Estás bien?
-No, no estoy bien.
-¿Por qué? -indagó el novio.
-Estoy harta de esto. Siempre estás con mala cara o enojado por algo.
-No es así...
-Es exactamente así. No me tomes de boluda. ¿Tanto te cuesta aceptar la realidad? Estoy podrida de trabajar todo el día, para después llegar a casa cansada y tener que tomarme un mate sola porque mi novio está con cara de orto andá a saber por qué, y hablar con él termina siendo lo mismo que con una piedra. Me siento sola todo el tiempo, aposté mucho por vos y ahora me encuentro viviendo con una persona totalmente negativa y que, sobre todo, me hace sentir incómoda. No era lo que quería esta relación.
-Estoy de mal humor porque muchas cosas me hacen mal. Soy muy sensible y tengo varios problemas encima, lamento no tener la vida resuelta como vos.
-¿Esa es tu excusa? ¿Qué problemas tenés encima?
-¿Querés que empiece? No tengo trabajo, estoy peleado con mi familia, cada vez tengo menos plata a mano, estoy lejísimos de terminar mi carrera, y ahora ni siquiera sé si era la carrera que quería seguir.
-¿Y? ¿Por eso estás de mal humor? Medio mundo tiene esos problemas, ¿por qué no te enfocás en resolverlos, en lugar de pasártela con cara de orto con tu novia, que es la única que te apoya?
-No puedo evitarlo, me siento así y no hay manera de controlarlo. Vos te enojás conmigo por ponerme así, y tampoco es justo, te falta empatía.
-Siempre salís con lo mismo. A vos te falta empatía, porque en tu mundillo de frustración sólo podés pensar que la gente tiene que entender que estás enojado, triste o lo que sea, y no te das cuenta que eso afecta a otros.
-¿Y qué querés que haga? ¿Qué te mienta y te diga que está todo bien?
-No. Quiero que hagas algo al respecto. Hace ocho meses que venimos con esto. Yo tengo cada vez menos ganas de vivir con vos. No te lo digo como amenaza ni nada, eh, sólo te explico cómo me siento. Imaginate que, con vos así, es lo mismo que vivir sola, y hasta peor, porque me pone incómoda tu actitud.
-Yo hago cosas para sentirme mejor.
-Sí, pero pasás más tiempo enculado que haciéndolas.
-Está bien, voy a pasar más tiempo haciéndolas entonces…
-Me parece muy bien, a ver si mejoramos un poco la convivencia, ¿dale?
-Sí. Bueno, me voy a dormir.
-Es tempranito todavía…
-Ya sé, pero estoy cansado, me hice mucha mala sangre hoy.
-Ok. Descansá, así mañana arrancás renovado.
-Hasta mañana, amor.
-Hasta mañana, gordo.

Se dieron un beso y él se fue a la cama. Ella, mientras tanto, seguía con su mate y el celular. Minutos después, suspiró profundamente, y se tomó la cabeza con resignación.



No hay comentarios:

Publicar un comentario