viernes, 21 de abril de 2023

Conclusiones y aleatorios de Marruecos

1. Marruecos es un país de hombres. Los empleados son casi todos hombres, la gente que da vueltas por la calle son casi todos hombres, y así en todas las áreas. En general, a las mujeres se las ve haciendo tareas domésticas en sus casas, comprando en las ferias y ¿paseando? a la noche, casi siempre con sus hijos. Esto difiere un poco en las metrópolis, como pasa en tantos países. 


2. En este país vimos muchísima gente usando el mismo tipo de ropa:

-Los hombres jóvenes usan pantalón y buzo de jogging con capucha y zapatillas deportivas o sandalias. Los más grandes usan saco con sweater debajo, pantalón formal y zapatos. Los ancianos usan una especie de túnica gruesa con una capucha que termina en punta.

-Las mujeres usan velo a cara descubierta, vestido hasta los tobillos, y casi siempre sandalias. 


3. Las cafeterías/restaurantes están llenas de hombres solos tomando un café y/o fumando un cigarrillo. Algunas tienen sus particularidades, como que se permite jugar a las cartas (no pudimos comprobar si era por dinero o sólo por diversión).


4. Las rutas están en bastante buen estado, a pesar de lo que habíamos leído previamente en Internet.


5. Vimos muy poca gente usando el celular en la calle. Por lo que entendemos, los +30 no le suelen dar mucha bola y/o los teléfonos son muy caros de adquirir y mantener. En los más jóvenes, supuestamente, el uso es mucho mayor, aunque nunca o rarísima vez vimos chicos/as usando el teléfono en la calle. 


6. La comida marroquí, en general, es picante. Cuando vas a comer un sándwich o papas en algún lugar, siempre te dan un ketchup picantón. 


8. Los vendedores y trabajadores son muy limpios y prolijos. Sí, hay momentos del día donde están colapsados y no llegan a tener todo impecable. Sin embargo, todo está pensado para que se vea bonito. Si entrás a una cafetería, seguramente esté limpia. Si vas a comprar frutos secos o especias, muy probablemente hayan armado sus productos de alguna forma pintoresca (algunos hacen pirámides con lo que venden). Se nota la dedicación por su trabajo. 


9. Casi no vimos policía en la calle.


10. El tránsito es bastante caótico, aunque son bastante amables con los peatones, por lo que no es imposible cruzar avenidas sin semáforos. 


11. Los precios son económicos, y ridículamente baratos en comparación con Madrid (pasamos dos días ahí antes de ir a Marruecos). Sin embargo, comparando con Buenos Aires, están casi empatados, tal vez con una pequeña diferencia a favor de Marruecos. En general, frutas, verduras y comer afuera es más económico que en Buenos Aires.


12. Nuestra comida preferida fue el batbout (un tipo de pan migoso y esponjoso) con miel y aceite de oliva. Se acompaña con un té y usualmente funciona como desayuno.


13. El queso, en general, no tiene sabor y se derrite como si fuera fundido, como si fuese un untable que solidificaron. En cuanto a fiambres, se estila comer salchichón, que son básicamente pastas arenosas saborizadas. No recomiendo. 


14. Los vendedores en las zonas turísticas de las grandes ciudades son insoportables. 


15. Marrakech fue nuestra ciudad menos preferida, no entendemos cómo puede ser uno de los destinos más populares de Marruecos, su medina es un templo al pillaje de turistas. Tal vez puede ser un lindo destino para quien va con una agencia y los llevan a dos o tres lugares en particular, siempre blindados por un guía. También podría ser un buen destino para quien guste de hacer compras, ya que la medina de Marrakech es inmensa.


16. A pesar de que Marrakech no nos gustó, no todo fue malo. En el último día en Marruecos, volvimos a esta ciudad para tomar un vuelo, y elegimos pasar el día en el hostel del rey en el que nos quedamos antes de ir a Essaouira (leer los textos previos para la referencia). Ahí nos atendió el mismo muchacho que, como se acordó de nosotros, nos sacó charla, nos dio de comer, y nos hospedó ese día 100% gratis. 

Entre algunas cosas que dijo, explicó que es necesario que más gente siga lo que decía Omar (un referente histórico musulmán) y ser humildes, que el mundo estaba obsesionado con el dinero y la ostentación, en lugar de la amistad y el trabajo honesto y de calidad. 


17. Durante la época de Ramadán, los locales gastronómicos no venden comida. Sólo se pueden conseguir alimentos en almacenes o supermercados. El Ramadán es un mes durante el cual los musulmanes deben ayunar durante la mayor parte del día. Si mal no entendí, ayunan desde que sale el sol hasta el atardecer.


18. El trato siempre fue muy amable en casi todos lados. Los marroquíes son hospitalarios y, generalmente, piensan en tu bienestar. 


19. La experiencia como mujer en este país no la puedo detallar yo, pero Mariana la experimentó de primera mano y su conclusión fue que es estar como en un boliche a las 4 AM, siempre sintiéndote presa y objeto de deseo de los hombres. Apenas se alejaba de mí, un chabón se le acercaba en plan de seducción. Cada vez que mostraba algo de piel o llevaba el pelo suelto, el 90% de los tipos se le quedaban mirando fijo. 

Los marroquíes no están acostumbrados a ver mujeres sin velo y vestido hasta los tobillos, y se nota. De vuelta, esto no es tan así en las metrópolis, que tienden a ser un poco más cosmopolitas.


20. El desierto del Sáhara me pareció absolutamente impresionante, y visitarlo fue cumplir un sueño que tengo desde que era pequeño. 


21. Hay cuadros del rey de Marruecos en buena parte de los negocios. Es una muestra de lealtad hacia él. 


22. Los marroquíes valoran mucho que intentes decir palabras en su idioma, incluso aunque las pronuncies horriblemente. 


23. La limpieza de los marroquíes se ve reflejada también en las calles. 


24. En general, hay gatos dando vueltas por todos lados, y te manguean comida cada vez que pueden. Algunos gatos son mimados por los locales, y otros no tanto. Menos variopinta es la suerte de los perros, que casi siempre se los ve asustados y desconfiados. No son los animales preferidos de los marroquíes.


25. El país está lleno de paisajes hermosos, aunque para poder quedarse en lugares más remotos hay que ir hasta allá con un micro y ver si hay un hotel, porque es poco habitual que estén inscriptos en plataformas online. 


26. Antes de tomar el avión para irnos, pudimos entrar en un salón del aeropuerto donde sirven comida gratis si tenés determinada tarjeta de crédito. Eran las 5 de la mañana y, cuando llegamos a ese lugar, estaba medio abandonado porque recién a las 6 comenzaban a preparar la comida para el desayuno. Sin embargo nos dejaron tomar café. Al acercarnos a la cafetera, notamos que había comida, y le pregunté al tipo que nos recibió si podíamos comer eso:

Yo: -Señor, ¿podemos comer esos sándwiches?

Trabajador: -Hm, sí, pero esos sándwiches son de ayer, caballero...

Yo: -Ayer fue sólo hace cinco horas...

El tipo nos hizo una seña de "sos medio niño rata, pero atásquese nomás", y recalentamos los sándwiches en una tostadora como las que tienen para hacer tostados en Burger King. 

Fue la sobras party con la que todos sueñan. 


27. Siguiente destino: Nápoli y Roma (breve). 








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