-¿Quién es Alejandro Mañez? -pregunté.
-Ni idea -respondió ella.
-¿No? ¿Y por qué lo seguís y te pone "me gusta" en todas las fotos? Vi también que vos le pusiste me gusta a sus fotos en la playa.
-Qué sé yo, ¿qué importa, boludo?
-¿Nunca te importa cómo me siento yo, no?
-Eso sí me importa. Lo que no me importa es Alejandro Mañez.
-Qué graciosa, eh -apuré.
-No sé si soy graciosa, pero el papel que estás haciendo ahora es tristísimo.
-Dale, ninguneame también.
-Es que... es triste, ¿qué querés que haga?
-¿Por qué es triste, a ver?
-Porque sos un tipo grande haciéndome planteos porque interactúo con alguien en Instagram.
-No te hice ningún planteo, sólo te pregunté quién era.
-Y cuando te dije que no sabía, te pusiste pesado. Dale, no me tomés de boluda, ya conozco tu método.
-Dejame si soy tan triste, total, eso es lo que querés.
-No puedo irme -explicó- no tengo adónde. El mundo es inmenso, y no tengo adónde ir.
-¿Ahora me vas a echar la culpa a mí por eso?
-No, no te creas tan importante. Eso es mi culpa. En estos años no salí a conocer gente nueva porque pensé que ibas a sentir celos, así que no hice amigos. Y como no tengo familia, estoy al horno ahora.
-Viste, me estás echando la culpa.
-No es tu culpa. Yo pensé que te ibas a poner celoso. Me dije en su momento: "Bueno, si se pone tan nervioso cuando mira qué hago en Instagram, si salgo con alguien me va a terminar matando mientras duermo".
-Jamás te lastimaría.
-Ya lo hiciste.
-¿Por qué buscás hacerme sentir mal? -pregunté.
-No te importa nada de mí. Nunca te importó. Te importa qué soy en relación a vos, pero yo te chupo un huevo. Mientras sea algo parecido a tu propiedad, vos dormís tranquilo.
-Eso no es cierto -juré, convencido.
-Sí es cierto. La sola idea de verme interactuando con alguien te pone loco, ¿te acordás cuando te enojaste porque hablé un rato con el kiosquero?
-Era obvio que te quería coger.
-Primero, no lo sé. Segundo, si me quería coger... ¿Ya está? ¿Como hay hombres que me hablan porque quieren sexo, yo quedo condenada a hablar solamente con vos? Para mí es la norma que un tipo me quiera coger. Desde que tengo 12 años recibo ese tipo de atención. Ya sé lidiar con eso y poner límites.
-Qué lindo que definas nuestra relación como una condena.
-Es una condena a partir del momento en que me sacás otras posibilidades.
-¿Y qué estás proponiendo? ¿Ir y garchar con más gente? ¿Ahora sos de esas desviadas?
-No, boludo, quiero hablar con gente. Simplemente hablar. ¿No puedo disfrutar de una conversación con alguien que no seas vos?
-¿Por qué querés hablar con más gente? -pregunté, completamente confundido.
-Porque tengo curiosidad, quiero ver qué hay allá afuera, qué piensan otros, qué dicen. No quiero vivir chateando o viendo opiniones en YouTube. Quiero vivir experiencias, por más simples que sean. ¿Te das cuenta que estoy explicándote por qué quiero ir a tomar un café o una cerveza con alguien? A esto me rebajé. Y mirá que tampoco soñaba con cosas grandes, pero esto ya es una humillación que jamás imaginé.
-¿Pero no te alcanza con ver videos y chatear con gente? Digo, si lo que querés es conocer opiniones...
-Quiero la teatralidad de la conversación, la gestualidad, lo imprevisible. Quiero que mi voz salga de mi cuerpo, ¿entendés que mirando videos y chateando jamás abro la boca? No quiero audios ni videollamadas, quiero lo personal, quiero dejar de vivir en la virtualidad.
-¿Y si intentás hablar de cosas nuevas conmigo? -propuse.
-¿Por qué estás empecinado en querer ocupar el rol de todas las personas que habitan el planeta?
-Porque tengo miedo de que me dejes y te vayas con alguien más interesante -confesé.
-Restringiéndome sólo vas a potenciar las chances de que eso pase.
-No te restrinjo.
-No, no directamente, pero si cada vez que quiero hacer algo con otra persona te ponés raro u hostil, ¿no te parece que estás estableciendo una restricción implícita?
-Es que, no lo entiendo, ¿por qué no podés disfrutar sólo de mí? ¿Por qué no querés hacer cosas sólo conmigo? Yo jamás quiero ver a personas que no sean vos.
-¿Hace cuánto no hablás con alguien que no sea yo?
-¿Qué tiene que ver eso?
-Intentalo. Hablando con gente resurge la curiosidad, y ahí te dan ganas de salir, de hablar con alguien. Quizás, intentando eso, puedas entender cómo me siento yo.
-No, no quiero -contesté, después de dos segundos de silencio- Yo no necesito eso.
Ella me miró con hartazgo.
-Algo vas a tener que hacer. Yo no quiero cargar más con tus miedos. Vas a tener que aprender a ser fuerte.
-O sea que estás diciendo que soy débil.
-¿Te parece propio de una persona fuerte atormentarme psicológicamente porque un tipo me pone "me gusta" en una foto o porque yo le pongo "me gusta"?
-Nunca te atormenté.
-No, dale, nunca lo hiciste. Sos perfecto y siempre hiciste todo bien, y yo soy una loca que se inventa problemas -dijo, con sarcasmo- Me voy a bañar, no quiero hablar más.
-No, pará... -frené, con ganas de revertir la situación.
-¿Qué?
Pensé que iba a poder decir algo, pero no fue así. Ante mi silencio, ella hizo una leve mueca, y me miró con desprecio:
-¿Viste? No tenés nada para objetar. Yo te conozco, te deja tranquilo verme derrotada.
"Ridícula", murmuré con bronca mientras se iba, pero eso no me hizo sentir mejor.
Tan actual 💔
ResponderEliminarY esto que vos problematizás acá está TAN naturalizado...