martes, 8 de junio de 2021

Cordura

Es un poco difícil mantener la cordura

en este contexto tan extraño.


El estar tan encerrado y limitado

puede generar que la cabeza no resista,

y diga "basta" cada vez más seguido.


A veces mi profesora me pide 

que le cuente qué hice hoy,

para que iniciemos la clase,

pero yo tengo la cabeza en Júpiter.


O en Ushuaia,

o en Uquía,

o en Samarkanda.


En cualquier lugar que no sea mi casa,

porque ya me pudrí de esto.


Y me gustaría decirle:

"Profe, no estoy como para hablar de algo que no sea la clase. Usted es genial y enseña bien. Hasta me encantaría que fuéramos amigos en el futuro, si se da. Pero si yo le contesto ahora, me derrumbo.

No quiero hablar de mí, porque ya no me importo"


Pero corro el riesgo

de que me responda:

"Estamos todos en la misma

no voy a hacer una excepción con vos.

Bancatelá, como todos".



Y va a tener toda la razón.




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