La chica salió del edificio, y encontró a su novio en la puerta. Él la saludó:
-¡Feliz año, mi amor!
-Feliz año -replicó ella, con sequedad.
-¿Vamos en taxi o en bondi a comer?
-No sé.
-¿Qué pasa? -preguntó, con gesto preocupado.
-Necesito preguntarte algo.
-Decime.
-Hace unos días me habló Romina, y me contó algo que me había parecido raro.
-Ajá…
-Primero no le creí, porque no me sonaba creíble, pero después me ganó la curiosidad, y me puse a investigar -contaba ella, con cierta dificultad para mantener el tono.
-¿Estás bien? Contame qué pasó, amor, no des vueltas…
-Resulta que Romina tiene una conocida de la escuela, que parece que vos también la conocés. Se llama Macarena, y tiene su Instagram plagado de comentarios tuyos. Primero dije “bueno, por ahí se llevan bien y le hace comentarios para subirle la autoestima”, ponele, qué sé yo. El tema es que me agarraron muchas dudas, y le iba a escribir a la piba para preguntarle qué onda entre ustedes dos, pero no me animé, porque tenía miedo de quedar como una tarada. Le pedí a Romina que me diera alguna prueba de lo que me había contado, y me mostró los mensajes que se mandó ella con Macarena, donde había varias capturas de pantalla.
-¿Capturas de pantalla de qué?
-De vos hablando con esta tal Macarena, se ve que tu amiguita no respeta mucho la privacidad de los chats que tienen entre ustedes. La mina le contó todo con lujo de detalles a Romina. ¿Y sabés qué? No puedo creer que hayas sido tan hijo de puta de habértela cogido.
-¿Eh?
-¿Me lo vas a negar? ¿En mi cara? Te la venís cogiendo hace cuatro meses, ¡hijo de puta! ¡Un año llevamos juntos, y te la venís cogiendo hace cuatro meses! ¡Hijo de re mil puta! -insultó ella, desaforada.
-¡Pará! No grites… -pidió él- Sí, venimos estando juntos, pero no es nada serio, sólo somos amigos.
-¡¿Amigos?! ¡La concha de tu madre! ¡La mina le contó a Romina que cogen casi toda la semana! ¡¿Amigos dónde?! ¡Caradura de mierda! -continuó ella, más enojada que antes.
-¡Dejá de gritar, la puta madre! -reiteró el chico- Me refiero a que no estamos enamorados ni buscamos que yo deje de estar de novio con vos, en ese sentido “amigos”. Gorda, ¿me explicás cuál es el problema con esto? No entiendo.
-Ah… Pero vos sos un forro completo, eh.
-Yo estoy enamorado de vos, boluda, ¿qué te jode que coja con ella?
-¡Sos mi novio, forro hijo de puta! ¡Mi novio! ¡¿Cuatro meses con otra mina y me decís que no entendés el problema?! ¡¿Qué mierda te pasa?!
-O sea, disculpame si te ofende que haya estado con ella, pero no entiendo por qué te jode. Vos y yo siempre tuvimos una relación abierta…
-¡No te agarrés de eso! Sabés muy bien que no es lo mismo garcharte a una mina un par de veces que salir cuatro meses con ella. ¡Cuatro meses, hijo de puta!
-Basta, mierda, dejá de gritar, estamos en la calle, por Dios. Disculpá si no entendí nuestro tipo de relación, pero en ningún momento me quedó claro esto que estás diciendo.
Ella comenzó a llorar.
-No llores, amor, vení, dame un abrazo -dijo él.
-¡Soltame, garca! ¡Soltame! ¡¿Tantas ganas tenías de estar con otra mina?! ¡¿No te alcanzaba conmigo?! -gritaba ella, llena de lágrimas.
-Yo amo estar con vos, siempre la paso hermoso, pero en el tema sexual hemos tenido ciertos desacuerdos, por eso supuse que vos no ibas a tener demasiado problema con que yo esté con alguien más…
-¿De qué “desacuerdos” estás hablando?
-De esa vez que hablamos de por qué sólo cogíamos los fines de semana.
-¿Eh?
-Me dijiste en ese entonces que en la semana no tenés muchas ganas porque estás cansada y/o estresada. Y me propusiste que yo me “aguantara” hasta el fin de semana, o que me hiciera una paja, ¿te acordás?
-No puedo creer que estés usando esto como excusa -replicó la chica, con gesto furioso- A ver si entendí, ¿te empezaste a ver con esta mina porque no garchábamos en la semana?
-Más o menos.
-¿Y cómo es la cosa? ¿Vas a la casa, te bajás los pantalones, cogen y te vas? ¿Eso querés, eh?
-No, no es así. No soy un animal, no me gusta estar con alguien con quien no puedo tener una conversación. Nos llevamos bien y cogemos, fin del tema -contestó él, ya con un tono de agotamiento.
-Se ve que no estás entendiendo. Este momento está muy lejos de ser el “fin del tema”, ahora todo se fue al carajo, ¿te queda claro?
-Perdón amor pero, en serio te digo, no entiendo qué te jode. Vos no querías coger en la semana, me empecé a ver con alguien que sí quiere, y listo. ¿O acaso nuestra relación se ve afectada por eso?
-¡¿Me estás cargando?! ¡Ahora, en este mismo momento, está siendo afectada! -lanzó ella, exasperada.
-Me refiero al día a día, no ahora…
-¡Qué carajo me importa! ¡Sos un forro, te cogiste a esta pendeja porque no te podías hacer una paja en tu casa! ¡Y lo que más me duele es que parece que ni te importa!
-Ya te dije que es más que “hacerse una paja”. Me gusta la experiencia de ir, charlar, tomar algo y estar juntos, no soy un animal, boluda.
-¡Andate bien a la concha de tu madre, forro hijo de puta! -explotó ella, mucho más fuerte que antes.
En ese momento, un par de hombres que estaban en la vereda de enfrente le gritaron a la chica:
-¡Flaca, dejá de hacer escándalo, dejalo al pibe tranquilo! -dijo el primero, un poco risueño.
-¡Andá a hacerle pasar papelón a otro lado! Ja ja -agregó el otro.
-¡Muéranse, metidos del orto! -respondió ella, y retomó la charla con su novio- Bueno, ¿sabés qué? Se acabó, vos y yo no estamos más juntos.
El chico la miró con gesto de resignación, y respondió:
-Está bien, como quieras. Me parece una cagada esto. Lo único que quiero decirte es que, si vos no me podés dar algo, yo te respeto. ¿Qué querías? ¿Que te rogara para garchar y que terminaras accediendo con cara de muertita? No, no quería ese tipo de relación. Por eso tomé en cuenta que vos en la semana no tenías interés en estar conmigo y, afortunadamente, encontré a alguien que sí quería. Lo hice para que vos y yo estuviéramos mejor.
-¿Sabés qué? Matate, y matate de a poquito, porque te merecés todo lo peor que hay en el mundo.
-Después de este papelón que me hiciste pasar en la calle, prefiero que no nos veamos por un tiempo -dijo él, como desoyendo el deseo de muerte de su novia.
-¡Ja ja ja! -rió la chica, sarcásticamente- ¿”Por un tiempo”? ¡Nunca más nos vamos a volver a ver! ¡Nunca más! ¡¿Entendiste?!
-Como quieras. Yo ahora me voy a mi casa, no quiero seguir pasando vergüenza.
-Andate. Me cagaste la vida, pelotudo. Un año entero al pedo, desperdiciado. Sos el mejor ejemplo del tipo que arruina su relación por una concha. Das pena, en serio te digo. Y te hacés el que no pasó nada, sos un chiste viviente. ¿Querías que me calmara? Ahora estoy más tranquila, porque me acaba de caer la ficha de que sos una mierda sin remedio. Feliz año mi amor, eh, feliz año, hijo de re mil puta.
El chico la miró una última vez, y se retiró de la escena. Ella caminó hasta la parada del colectivo intentando contener sus lágrimas. Tras dos formaciones que no frenaron, pudo subirse a una tercera que estaba llena de gente. Una vez que logró acomodarse (muy apretadamente) dentro del transporte público, lloró disimuladamente, mojándole con sus lágrimas la remera a una señora que la miraba con desprecio.
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