lunes, 2 de noviembre de 2020

Haciendo amigos


En la escuela no tenía amigos. Y a mi mamá esto le preocupaba.

Una noche, mientras cenábamos, me dio consejos para integrarme socialmente, y yo escuché atentamente. Cuando terminó, remató: "Por favor hijo, me deslomo trabajando todos los días, lo último que necesito es que venga la directora a decirme que en el recreo estás dando vueltas solo sin hablar con nadie. Intentá hacer amigos, es muy sencillo lo que te pido".

Al día siguiente, me acerqué a un grupo de compañeros en el recreo, y me quedé parado ahí, como para formar parte de la conversación. Cuando me vieron, se quedaron callados, y se preguntaron entre ellos: "¿Qué hace éste acá?", y se fueron. No salió muy bien el plan.

Una semana después, faltó una maestra y nos dejaron jugar al fútbol durante esa hora. Nadie nos supervisaba porque no había ningún maestro libre para eso. Entonces, empezó la elección de jugadores para cada equipo. A mí me eligieron último, y un compañero me dijo que yo tenía que ser el arquero porque era "muy gordo" y era para lo único que podía servir.

El partido fue pésimo. Perdimos 11 a 4 y mis compañeros estaban enojados conmigo porque me hicieron muchos goles. Uno se acercó y me empujó y, cuando caí al piso, tres más empezaron a patearme mientras me decían "gordo de mierda", alternando risas y otros insultos. Intenté decirles que dejaran de molestarme, pero esto sólo generó que aumentaran la violencia.

Al ver esta situación, mis compañeras de curso comenzaron a gritar para que pararan con la golpiza, pero el pedido no tuvo efecto alguno.

En ese momento, cuando pensé que iba a tener que aguantar el castigo sin más, vi a un alumno de la secundaria acercarse con un palo de escoba, que terminó clavándole en el estómago a uno de mis atacantes. Cuando los demás quisieron hacerle frente, los apaleó con tanta certeza, que terminaron huyendo. 


Como era bastante más grande que ellos, se impuso fácilmente. Él también era gordo como yo. 


Terminado el disturbio, me ofreció su mano para levantarme y, una vez que pude recomponerme, me dijo: "Estás solo en esta vida, nadie te va a salvar". 

"Pero vos me salvaste", contesté y, tras unos segundos de silencio, replicó: "Esto fue el azar. Y el azar puede darte la vida, pero casi siempre te la va a sacar. La moneda hoy cayó de tu lado, pero puede que no lo haga nunca más. Vas a tener que aprender a sobrevivir". 


Y se fue, sin decir nada más. 



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4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Hola May por el momento cerré las redes y más adelante vuelvo, gracias por preguntar ♥

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  2. Te busco por face siempre tratando de encontrar tus novelas, muy atrapantes y lindas espero poder leerte muy pronto 💟

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    1. Hola ♥ Facebook lamentablemente me lo cerraron :( A Instagram volveré pronto, gracias por comentar ♥

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