martes, 7 de enero de 2020

Mila & Bianca - Parte 16



Luego de quedarse unos segundos congelada, Bianca regresó a la mesa luego de la huida de Mila, pasando de un gesto de tristeza a uno de furia. Al verla así, Ezequiel quiso hablarle, pero se vio interrumpido por el sujeto de la banda:

-Hey, Bianquita, ¿qué le pasó a tu amiga?

Bianca, todavía con el rostro lleno de rabia, no contestó.

-¿Te mordiste la lengua, Bianquita? Ja ja, ¡¿qué onda?! -insistió el tipo.
-Te agradezco la buena onda, pero no quiero hablar más, no estoy de humor en este momento -replicó Bianca.
-Ah, bueno, está bien... Igual, ¿no me pasás tu Whatsapp o Instagram? ¡Me caés re bien!

Bianca le pasó su perfil de Instagram con desdén, y luego le habló a Ezequiel, agobiada:

-Quiero ir a casa.



“Vamos, amor,obvio”, contestó él, preocupado, y caminó junto a ella hasta la entrada del bar. Una vez en la puerta, Bianca miró hacia ambos lados, y Ezquiel preguntó:

-¿Buscás a Mila?
-Sí, pero ya se debe haber ido.
-¿Te peleaste?
-Sí.
-¿Qué te dijo?
-No quiero hablar de eso.
-¿Estás segura?
-Sí.
-Bueno, entiendo que no quieras hablar de lo de Mila.
-Gracias.
-Igualmente -continuó Ezequiel- me gustaría hablar de algo que pasó recién...
-¿Qué cosa?
-Toda la situación con estos tipos que estaban sentados al lado nuestro, no sé, ¿qué pensás al respecto? -preguntó, con la mayor prudencia posible.
-¿A qué te referís con “qué pienso”? La mesa era compartida, nos hablaron, respondimos, y eso fue todo.
-Sí, y me gusta mucho ver que la pases bien y hables tan alegremente con la gente, sólo que me pareció que no era una conversación grupal, ¿se entiende?
-Explicate, no des vueltas -apuró Bianca.
-La situación daba a entender que él tenía otro tipo de intenciones con vos.
-¿Eso es lo que la situación daba a entender, o lo que vos entendiste de la situación?
-Dale, Bian, por favor, ya bastante avergonzado me siento por estar planteando esto -dijo Ezequiel.
-No hagas cosas que te avergüencen, entonces.
-Es que necesito decirte que no me sentí cómodo con lo que pasó. No sé, nos juntamos para conocernos entre los tres, sobre todo entre Mila y yo, que nunca nos habíamos visto antes, y al final te pasaste la noche hablando con un extraño.
-¿Dije algo que te ofendiera cuando hablaba con él?
-No, no es eso, vos podés hablar de lo que quieras con quien quieras, no tengo por qué decirte nada en ese sentido. El problema es que ni Mila ni yo nos sentimos cómodos. Mila directamente se fue, Bian...

Bianca miró a Ezequiel, luego hacia el piso, y nuevamente a Ezequiel:

-¿Y qué debería haber hecho para que no se sintieran incómodos?
-Prestarnos más atención a nosotros, particularmente a Mila, que es la que menos ganas tenía de salir...
-No hables por Mila, recién hoy la conociste.
-No quiero hablar por ella, sólo trato de interpretar lo que pasó -se explicó Ezequiel, tras lo que resopló.
-¿Qué es ese resoplido? ¿Te parece que esta es una manera sana de tratarnos?
-Bianca, ¿qué de todo lo que pasó recién te pareció sano? Nos ignoraste por completo a los dos, te fuiste a comprar una cerveza con ese tipo, dejándonos a Mila y a mí solos, y encima a mí me presentaste como un “amigo”, ¿algo de eso te pareció “sano”?
-Dije que los dos eran mis amigos porque no quiero tener que explicarle a alguien que no conozco qué somos vos y yo...

Ezequiel no dijo nada, y Bianca continuó.

-Además, ¿tanto por un título, Eze? Pensé que ya habíamos aclarado este tema -agregó, con fastidio.
-No digo que me presentes como tu “novio”, Bian, pero no sé, ¿por ahí usar otro término que indique que somos más que amigos? Si no, cualquier tipo se siente avalado para tirarte onda enfrente mío, y la verdad es que me parece humillante ese lugar.
-¿”Humillante”? ¿En serio, Ezequiel? ¿Sabés qué sería humillante? Que le dé un beso enfrente tuyo, o que yo le tirara onda. Y aun así, yo estaría en mi derecho de hacerlo. Ahora, decime, ¿algo de eso pasó?
-No...
-Cuando el tipo me dijo de invitarme una cerveza, le dije que éramos tres. Si hubiera querido seguírsela, le aceptaba la birra y me iba con él. ¿Y sabés qué? No lo hice, al contrario, le remarqué que estaba acompañada. En ningún momento te falté el respeto.
-¿Y por qué le pasaste tu Instagram al final?
-Porque quise, ¿necesito alguna otra razón?
-No, ninguna -respondió Ezequiel, agachando levemente la cabeza.

Bianca calló y se mordió el labio. Segundos después, retomó la charla.

-No vengas a casa ahora. Quiero estar sola.
-No, Bian, dale... Ya está, me equivoqué, no tendría que haberte planteado esto -retrocedió él, como queriendo salir del tema- Sólo me sentí incómodo y quería transmitírtelo.
-Me decepciona muchísimo todo lo que me dijiste recién. No esperaba esto de vos.
-¿No podemos hablar y llegar a un acuerdo?
-No quiero, no me gustó nada todo este juicio que me acabaste de hacer. Habíamos creado un espacio de confianza, y de repente me hacés esto. Me heriste sin ninguna razón. Tuviste miedo y te la agarraste conmigo.
-Bian...
-¿Qué?
-Perdón.
-No es una cuestión de perdón. Yo ya no me siento segura con vos.
-¿No te sentís más segura por esta única vez en la que te conté que me sentí incómodo?
-¿Vos te sentirías seguro si te hago un planteo porque te quedaste hablando con una piba en vez de estar al lado mío?
-¡Pero yo jamás me quedaría hablando con otra piba si estás vos!

Bianca dejó de hablar y le clavó la mirada a Ezequiel, que le pidió nuevamente que intentaran arreglar las cosas.

-Ahora me quiero ir a mi casa. Me voy a la esquina a pedirme un Uber, por favor no me sigas -pidió ella.
-¿No puedo hacerte compañía hasta que venga el auto al menos?
-No, no quiero -determinó, mientras sacaba su celular.
-Bian...

Antes de que Ezequiel pudiera continuar la frase, Bianca se dio media vuelta y fue hasta la esquina, donde esperó el coche varios minutos. Mientras ella aguardaba, Ezequiel continuaba mirándola desde la puerta del bar. “Perdón por esto Bian, no quise hacerte sentir mal con mi planteo, ojalá podamos arreglar las cosas. Te amo”, le envió por mensaje durante la espera, pero ella lo dejó en “visto”.

A pesar de estar apenas a unos metros de distancia, Bianca jamás volvió su cabeza para mirarlo, y así pasó el rato mirando su celular, hasta que finalmente llegó el auto que había pedido.



Parte 17: https://unperfectoplandelfin.blogspot.com/2020/01/mila-bianca-parte-17.html




Escrito por: Tomás Bitocchi




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