lunes, 4 de diciembre de 2023

Yanina

 Me enteré de que tenés novio.

Eso explica algunas cosas como, por ejemplo, que nunca hayamos hablado de formalizar. "Es una chica moderna, jefa en su trabajo, intelectualmente curiosa, se entretiene con facilidad... No necesita a ningún hombre fijo para matarle el aburrimiento", me decía a mí mismo, tratando de explicar la situación. 

Además, ¿qué es formalizar hoy por hoy? ¿Vivir juntos? ¿Avisarle al resto que nos vemos seguido? Qué sé yo.

Conocí a tu novio porque una conocida en común subió una historia donde estaban abrazados y mirándose a los ojos. Ni siquiera eras el motivo de la historia, pero ahí te vi, de fondo, con cara de enamorada.

En ese momento, empecé a investigar las redes de tus conocidos, para ver si había algún otro registro de tu relación. Porque vos tenés redes sociales, pero no las usás.


Y entonces, después de escarbar un rato largo, di con el perfil de tu novio. Y pensé en escribirle. 


"Che, hace 6 meses me veo con Yanina, quería que lo supieras"; "Hola, tremenda novia tenés, te felicito"; "Buen día, amo a tu novia"; y otras frases se me pasaron por la cabeza. 


Pero no hice nada.


No tengo odio en mi corazón, ni creo que nadie me pertenezca. Cuando te vi con él, sólo me sentí triste. 


Es que, Yanina, ya nos había imaginado de viejitos, viviendo en una casita en un pueblito, con dos o tres perros y un mate cada mañana. Y yo sé que, por cómo somos los humanos, no se va a poder de hacer de a tres.


Y no, no le voy a escribir a tu novio. No vas a querer ser mi novia porque yo me entrometa entre ustedes. No quiero que me elijas porque otro tipo te deje. Si es que te deja, claro. 


Si no te deja, el único que pierde soy yo.


A mí me importás tanto, que no quiero ni que te estreses. Si así estás en tu mejor momento, ¿para qué arruinarlo? ¿Por qué romper este perfecto equilibrio?


Pero Yanina, si estás leyendo esto, cuando hablemos te voy a preguntar por él.


Te voy a preguntar cómo funciona tu cabeza, y cómo podés ser buena con él y conmigo en simultáneo.


Cómo es eso de tener semejante paz mental. De tener tanto amor para dar y recibir. 


De estirar la mano y gozar de la abundancia de este mundo, sin obligarte a elegir. 




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