jueves, 11 de enero de 2018

La fábula argentina



29 de enero de 2016

-¡Buenas noches a todos, y bienvenidos a la gala estelar del Gobierno del Cambio! -celebró el conductor de la velada, desde el escenario del salón, y continuó- ¡Hoy podrán ver a sus estrellas preferidas de la política, presentándose al son de la música de Tan Sónica!

-¿No era Tan Biónica? -preguntó un muchacho entre la muchedumbre a su amigo, que lo acompañaba.
-Sí, ¿no? Quizás cambiaron el nombre, o es una banda tributo -replicó el pibito.
-Eh, puede ser, sí, puede ser -completó el otro.

El conductor seguía hablando:


-A continuación, presentamos al brillantísimo… ¡Horacio Rodríguez Carreta!

La gente aplaudió dudosa. Los muchachos volvieron a preguntarse entre ellos:

-¿”Carreta”? -consultó uno.
-Capaz leyó mal -propuso su amigo.
El locutor prosiguió:
-A partir de este momento, quiero que le den una muy cálida bienvenida a los siempre ilustres… ¡Gabriela Mirchetti, Elisa Parió, y a Marcos Seña!
-¿Qué onda esto? -interrogó una vez más el flaco del público, que se vio interrumpido por el presentador.
-Y ahora, finalmente, saludamos al Ramiro Bergman y al Mago Sin Clientes, que vienen en representación de los que hoy no pudieron venir -cerró el anfitrión, que se dedicó a aplaudir. El público comenzó a inquietarse, aunque no dejaba de agitar sus globos. Las conjeturas afloraron.

“Alguien tiene que llamar a la Metropolitana. Estos son dobles truchos, ninguno de esos es un verdadero político”, intuyó un colorado, muy ágil de mente. “No sé, el Ramiro Bergman se parece al rabino, pero igual, no entiendo una goma esto”, se preocupó una chica, a la que su amiga le contestó “¿Sos joda? Ni te preocupes por eso, boluda. Ya fue, aplaudamos”.

En esta misma línea siguieron comentando los integrantes del público que, si bien dudaban de la veracidad de estos personajes (que en el escenario eran encabezados por Horacio Rodríguez Carreta, que saludaba a todos con una sonrisa), no abandonaron la euforia. Al fin y al cabo, era la gala del Gobierno del Cambio.

Al son de Tan Sónica, con letras como “Qué noche trágica, ciudad de Buenos Aires”, y “Chota, me gustás así de chota, mantenida y caprichosa”, la gente estaba divertidísima dando vueltas por el recinto. Sin embargo, la paz del festín devenido en búnker político se terminaría pronto.
De la entrada de la cocina comenzaron a salir mozos con bandejas llenas de choripanes. El lugar quedó en silencio.

Los camareros caminaban entre los presentes ofreciendo la comida, pero todos la rechazaban con pavor. Una rubia alta, ante tal expresión gastronómica, decidió atreverse y probar uno, como muestra de valentía.

Bastó una mordida para que los ojos se le llenaran de lágrimas de horror. Apenas tragó, gritó: “¡No, Dios mío, no! ¡Es nacional y popular!”, y empezó a convulsionar.

De esta manera, el chimichurri y la espumita epiléptica desbordaron de la boca de la rubia, hasta manchar el crucifijo que cargaba colgado en su cuello. Su amiga intentaba volverla en sí, pero se asqueaba con el olor a choripán que emanaba su compañera. Finalmente, la flaca murió ahogada.
Todo colapsó en ese mismo instante.

El público, irritado, atacó a los distintos mozos, y también arremetió contra los falsos representantes políticos. El único que se salvó fue el Ramiro Bergman, que amenazó con acusar de antisemita a cualquiera que le tocara un pelo.

Con tanto escándalo, el escenario quedó destrozado, y las instalaciones también. Los mozos, por su parte, lograron sortear la turba, y escaparon como venados del lugar, tras lo que corrieron algunas cuadras para ser perdidos de vista.

Una vez que estuvieron lejos, se sentaron a tomar gaseosa en la vereda. El más gordo habló:

-Che, qué buena joda, matamos a una concheta.
-Seh, aguanten Néstor, Cristina y el Indio, papá -replicó uno al que le faltaba la mitad del cráneo.
-Tranquilos, chicos, ganamos esta vez, pero hay que llevar nuestra victoria a las urnas -acotó el que parecía ser el líder de la manada.
-Pero yo quiero quemar las urnas, odio la democracia, quisiera que gobernara siempre mi partido -esgrimió uno que tenía la camisa de mozo puesta al revés.

En medio de la conversación, pasó en plena calle una chica que tocaba un bombo en plan de protesta, mientras reclamaba algo que no se alcanzaba a escuchar. Segundos después, uno de los mozos la llamó, y ella se acercó:

-¿Qué pasa? -indagó la tipa.
-¿Por qué protestás? ¿Qué estás reclamando? -repreguntó el presunto líder.
-Echaron a un trabajador en una fábrica de Chubut. Estamos exigiendo su reincorporación. Que la crisis la paguen los capitalistas -contestó.
-¿”Estamos”? Yo te veo a vos nada más -ninguneó el más gordo.
-Le hago el aguante a mis compañeros hasta que amanezca, ¿algún problema? -cabreó la jovencita.
-Eh, seguro sos una troska funcional a la derecha, vo’ -agitó el muchacho al que le faltaba la mitad del cráneo.
-Cerrá el orto, ignorante -dijo, enojada.
-Seguro que tampoco te depilás, ja ja -continuó el mismo tipejo- Troska feminazi lesbiana funcional a la derecha, ¡aguanten Cristina, Néstor y el Indio, papá!
-Pelotudo -cerró la chica, y volvió a marchar.
Una vez que se fue, el aparente líder le habló a sus compañeros:
-Cumpas, tengo que confesarles algo -todos miraron, y continuó- En este último tiempo empecé a ganar un poquito más de plata, ustedes sabrán, y en eso empecé a ir de joda a lugares más caros, más lindos. Por eso quería decirles que ya no salgo más con Flor, ¿se acuerdan, la chica de la agrupación Frentona Victoriosa?, la dejé porque conocí a otra flaca en uno de estos lugares nuevos.
-¿Con quién salís ahora? -preguntó el gordito.
-Con Pía, no creo que la conozcan, es de San Isidro. Además, quiero decirles, y espero no me juzguen, que hace unos meses empecé a jugar al rugby los fines de semana, y que por eso no fui más a los partidos de fútbol que armábamos.
-¡Traidor! -gritó el que tenía la camisa puesta al revés.
-No es tan malo, che, ahora veo los partidos de Los Pumas y por fin entiendo qué pasa. Me volví fanático. Ya no miro fútbol, ahora sólo le doy al rugby, y hace unas semanas entré a unas clases de tenis. Ah, y no fumo más.
-¡No, loco, no! ¡Me estás matando, loco! ¿Qué pasó con el Diego, el gol a los ingleses, la mano de Dios, Lio Messi y toda la pasión? ¡¿Qué onda, loco?! -sollozó el que tenía sólo medio cráneo.
-Cumpas, no se enojen. Ténganme paciencia, no me pongan nervioso. Arranqué una dieta a pura fruta y bici la semana pasada, y si entro en tensión me pongo mal al toque. Lo bueno es que ya no gasto en bondi, porque estoy usando la bicisenda a full, era re útil al final.
-¿Es joda? -consultó el más obeso.
-No. Es en serio, y pude hacer todo esto gracias a terapia y a mucha meditación. Hoy respiro un aire nuevo y más puro, soy más sano. Si yo estoy bien, ya es un paso para que otro también lo esté.
-¡Loco, qué mierda te pasa, loco, qué onda, loco! -vociferó el infame del cráneo.
-Sí, la verdad, ¿qué carajo te pasó? -disparó el de la camisa al revés.
-Nada, cambié.

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