Oh primavera, mirá qué gran rencor esa chica dijo que me quería y de golpe me dejó sin razón
Me quiere, no me quiere, hoy no hay pétalos ni flor tampoco espinas que corten mis manos Aún así, mis dedos están ensangrentados y es que sostengo todavía, mi maltrecho corazón
Un saludo a todos los que estrujan el alma ajena entre sus dedos
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