Mi abuelo Alejandro era un hombre de muy pocas palabras. No disfrutaba la conversación sin un propósito en particular, y despreciaba el uso metáforas, analogías o indirectas.
-Amor, me avisó una compañera de la facu que en su laburo están buscando gente y mañana hacen entrevistas, ¿querés que le pida que te anote para tener una?